La preocupación del gobierno por la seguridad e independencia energética se ha combinado con los bajos precios del mercado internacional, la expansión de la infraestructura de transporte y la expansión de las energías renovables.
Estos factores, entre otros como el potencial de crecimiento económico, debieran sustentar un marcado interés en el gas natural en América Latina durante al menos los próximos 10 años, según información recopilada por BNamericas.
El tema de la seguridad energética en particular tomó protagonismo el mes pasado cuando una tormenta invernal obligó al estado de Texas a detener temporalmente las exportaciones de gas natural a México, lo que provocó apagones a gran escala en todo el país.
“Para mí, el gas natural seguirá siendo un protagonista muy importante durante esta década, desde 2020 a 2030”, dijo a BNamericas Benjamín Torres-Barrón, abogado de Baker McKenzie.
Añadió que las grandes empresas energéticas del lado de la oferta se están disputando posiciones estratégicas en el mercado.
Torres-Barrón (en la foto) encabeza el área de energía, minería e infraestructura del bufete internacional en México.
Colombia, Chile y Brasil ya aparecen en el radar de los inversionistas. “Hay mucho apetito por parte de los inversionistas y los financieros por darle un soporte económico a estos proyectos”, aseguró.
A pesar de la controvertida legislación que otorga prioridad de despacho a la eléctrica estatal CFE, incluso si utiliza fuentes energéticas más contaminantes como el combustóleo y el carbón, también México se perfila como una plaza importante.
Torres-Barrón comentó: “Todavía hay mucho interés en construir infraestructura, y eso solo se podrá hacer acompañado de los privados. Hay interés de muchos inversionistas para desarrollar infraestructura de almacenamiento de gas. Hay interés en llevar a cabo una expansión de capacidad de gasoductos».
En referencia a los apagones que afectaron al país en febrero, el abogado plantea que también hay más interés en construir infraestructura que le dé al país una mayor independencia a través de nuevas terminales de regasificación y gasoductos.
Una posible solución para el almacenamiento de gas natural que se analiza en México es utilizar el campo petrolero terrestre llamado Brasil.
Torres-Barrón indicó: “Una vez que puedas facilitar un proyecto de esa naturaleza, se va a detonar la infraestructura que lo acompaña: los ductos de transporte, las estaciones de medición, los compresores, todo lo que tiene que desarrollarse para dar avance con el almacenamiento”.
Según el experto, los nuevos proyectos de almacenamiento de gas serán en algunos casos iniciativas del gobierno y en otros, del sector privado. Además, también se podrían conformar asociaciones público-privadas. “Hay apetito”, aseguró.
Sin embargo, México y el resto de la región no están exentos de problemas.
“Estos son el marco regulatorio, la certidumbre, contar con los permisos y el due dilligence adecuado que garanticen la bancabilidad de los proyectos”, advierte Torres-Barrón, cuya firma tiene presencia en terreno en las mayores economías latinoamericanas y trabaja tanto con empresas locales como con inversionistas extranjeros.
En los segmentos de GNL y generación integrada e importación de GNL, América Latina tiene una cartera de proyectos.
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En cuanto a redes de ductos, México, entre otros países, ha venido expandiendo su infraestructura.
Según la base de datos de perfiles de proyectos de BNamericas, Latinoamérica tiene 58 proyectos de gasoductos activos. De estos, 41 se encuentran en fase de trabajos tempranos y 17 en etapa de construcción. El gasto total informado, disponible para 53 de ellos, asciende a US$25.950 millones.
México también está evaluando exportaciones de GNL. IEnova Energy, filial de la estadounidense Sempra Energy, tiene un proyecto de planta de licuefacción valorado en US$2.000mn en una terminal de importación de GNL que opera en el estado de Baja California. El proyecto, Energía Costa Azul, se encontraba hasta febrero en fase de preconstrucción y tiene programado entrar en producción en el 2S24, según una presentación de la empresa. También se han propuesto otros proyectos de exportación de GNL en el país.
Con respecto a las energías renovables, Torres-Barrón señala que el desarrollo de tecnologías disruptivas podría tener impacto en la futura demanda regional de generación a gas, que hoy se considera una solución a los problemas de intermitencia de la energía solar y eólica, así como en otras tecnologías de generación.